LOCALIZACIÓN DEL MANICOMIO: Parma. Italia.
HISTORIA DEL MANICOMIO ABANDONADO DI C.
En un pequeño y pintoresco pueblo abandonado de la provincia de Parma, se aposenta un enorme y majestuoso edificio de inverosímil historia.
En el olvido permanecen ya las ostentosas y coloreadas fiestas que llenaban las noches de verano del que fue, en sus orígenes, la villa residencial de María Luisa de Austria. Durante los primeros años, sus aposentos albergaron a numerosos burgueses de la nobleza Europea de renombre para, posteriormente, cumplir la función de convento de los hermanos de San Domenico.
Nadie imaginaba por aquel entonces que de los lujosos cimientos de la riqueza se forjarían las cenizas del sufrimiento y la desdicha.
Este capitulo de la historia del Manicomio di C. comienza en 1873 cuando una terrible epidemia estalla en la ciudad. Rápidamente, la Administración de Parma se vio abrumada por una cantidad desorbitada de enfermos y, debido a la falta de recursos, decidió transferir temporalmente el hospital psiquiátrico de la zona a la antiguas instalaciones de lo que fue el Palacio Ducal. Lo cierto es que, lo que iba a ser una solución temporal, llegó a ocupar todas y cada una de las estancias de la residencia veraniega de la que fue Duquesa de Parma, hasta el día de su cierre.
Su larga historia como hospital mental duró más de un siglo y, a lo largo de este, se llevaron a cabo las más macabras intervenciones psiquiátricas de dudosa moralidad que otorgarían a este lugar su notable popularidad. .
Hoy en día sabemos a ciencia cierta que los pacientes de esta institución mental vivieron en circunstancias inhumanas; en habitaciones grandes y frías, atestadas de pacientes ligados y atados en sillas, encerrados como animales y vigilados por el personal sanitario a través de unas pequeñas mirillas. Entre sus prácticas habituales reinaba el terror de la coacción, el uso de camisas de fuerza y frecuentes e injustificados métodos terapéuticos como el electroshock. Adyacentes a los dormitorios, permanecían en fila los armarios en los que se guardaban largos listones de madera que las enfermeras utilizaban para obligar a los pacientes a permanecer en cama. Estas enfermeras educaron a sus pacientes con la vara del miedo, sembrando el terror y la violencia indiscriminadamente. De hecho, en unos antiguos documentos encontrados en el interior del hospital, se relata cómo estas profesionales del sector eran contratadas en virtud de su fuerza física y no por su profesionalidad..
Este conocido manicomio llegó a alojar a más de 1200 pacientes con sus correspondientes 170 enfermeras, un número muy inferior si tenemos en cuenta semejante cantidad de enfermos.
Muchos de los internos llegaron a un hospital mental con un diagnóstico leve y, a pesar de su insignificante patología, la gran mayoría pasaron el resto de sus vidas en esta cárcel psiquiátrica. Algunos de estos simplemente eran alcohólicos, prostitutas o vagabundos cuyo destino fue el mismo que el de sus compañeros. Otros testimonios relataron que, al adentrarse en las instalaciones del antiguo Palacio Ducal, perdieron toda relación con el mundo exterior.
El 8 de marzo de 1965 Mario Tommasini llegó al Manicomio di C. para establecer cambios que transformarían las bases de la psiquiatría italiana.
Tommasini decidió tomar inmediatamente la liberación del cruel sistema hospitalario y, junto al Gobierno Provincial, se aprobaron una serie de medidas reduciendo de esta manera los servicios de enfermería —contratando a personal cualificado— además de acomodar las habitaciones con confortables muebles. Esta nueva política no gustó especialmente a la dirección del asilo, aún atada a los anticuados métodos de la psiquiatría tradicional.
Fue en los años setenta, cuando un grupo de enfermeras, operadores, trabajadores y maestros, unieron fuerzas y forjaron la Asociación para la lucha contra las enfermedades mentales, abriendo así un inflamable debate cuya temática principal cuestionaba las técnicas utilizadas por la medicina psiquiátrica hasta el momento.
De ese modo, ese mismo año, fue revelada una terrible realidad que pocos conocían. La moralidad de los vecinos de Parma se vio sacudida por una serie de pruebas aportadas en una exposición gráfica, en la cual se mostraban pruebas fotográficas de las pésimas condiciones en las que vivían los pacientes tras los muros de piedra de dicha institución mental.
A finales de 1968, Tommasini aceptó una reunión con estudiantes, administradores, enfermeras y familiares de los pacientes sin llegar a establecer ningún acuerdo común. El 2 de febrero de 1969, siguiendo con su protesta, los estudiantes tomaron las instalaciones del hospital psiquiátrico durante 35 días. De hecho, Tomansini declaró posteriormente que «esos treinta y cinco días fueron los únicos en los que no se había matado a nadie y nadie fue golpeado».
Desgraciadamente, la lucha por los derechos de los enfermos terminó debido a la interrupción de un grupo de neofascistas que, armados con armas de hierro y bombas de gasolina, concluyeron brutalmente con la ocupación.
Pero el trabajo de transformación de los estudiantes no fue en vano, pues Tomassini emprendió poco después las oportunas acciones para dar a conocer a toda Italia las condiciones de los enfermos mentales, llegando a demostrar que incluso los propios pacientes eran capaces de gestionar el asilo.
Con la designación de Franco Basaglia como director del Hospital di C., amigo y colaborador de Mario Tommasini, dio lugar a una reorganización gradual de los principios basados en la psiquiatría comunitaria —una disciplina desarrollada ya des de los años cuarenta en los países anglosajones—.
Paulatinamente se inició la desinstitucionalización de los enfermos del Manicomio di C. —según cada caso— hacia otras pequeñas instituciones de trato favorable o dirigidas a la reinserción social.
Finalmente, a principios de los años noventa, se produjo el cierre definitivo de esta institución mental y con ella el cese de años de sufrimiento.
2016
Imponente, irrisorio y sobrecogedor, son los tres adjetivos que mejor describen al Manicomio di C.
La cantidad de reliquias que atesora este fantástico lugar abandonado no deja indiferente a nadie, al igual que su oscura historia. En sus cientos de habitaciones se hallan camas, mesitas de noche, archivos repletos de documentación, material médico y quirúrgico, etc.
Recorriendo el sin fin de sus pasillos encontramos a cada paso, una sorpresa tras otra, tras otra, tras otra, hasta llegar a saciar el ansia del explorador urbano.
Aquí podéis encontrar solo un aperitivo de lo que esconde este precioso abandono.
OTROS ENLACES DE INTERÉS
- Villa Sbertoli -Manicomio abandonado-
- Sanatorio Elisabeth -Hospital abandonado-
- Sanatorio de las llaves
Una vez mas….. te has superado!!!!! Increible reportage bien documentado lleno de fotos magnificas. Mis mas grandes y sinceras felicitaciones para esta estupenda fotografa.Te esperamos pronto en tierras italianas. Un abrazo!!!
Muchas gracias Ivan!!!
Sí! Tengo aún muchos abandonos que visitar en Italia. No me los pienso perder!!!
[[[… i gràcies a tu per conduir tants quilometres per fer a la nena feliç. 🙂 ]]]
Increible historia, viendo las fotos se puede imaginar muchs cosas que ocurrieron
Buen trabajo
En el libro de ayanta Barilli ,
Un mar violeta oscuro,habla de este manicomio,por eso he tenido la curiosidad de indagar,y es horroroso,lo que esas personas debieron pasar ahi,sin el amparo de nadie,no quiero ni imaginar
Buenos días Emilia,
Me apunto el título y me lo voy a leer ya mismo!! No tenia ni idea de que había un libro que hablara de este manicomio. Muchas gracias por la información!
Un beso y gracias también por dejar un comentario!